domingo, 30 de noviembre de 2008

Antes del amanecer.

A pesar de estar viviendo mi vida de una manera tan plena ultimamente, sin encontrar cosas que realmente me hagan mal o me pongan triste y que todo me parezca tan perfecto y hermoso; nunca creí llegar a vivir un momento semejante. Con un nivel de conciencia, plenitud y felicidad tan alto, la situación era simplemente perfecta.

Todo comenzó el sábado por la noche, con la caida del sol. Es increible como en el medio del campo, alejado de la ciudad, toda la naturaleza parece estar en perfecta armonía con el todo, sin edificios ni incontables luces, sino las estrellas y los arboles formando cuadros de sútiles y suaves pinceladas.

La noche se desarrolló como amerita una situacion semejante: amigos, música, charlas, la brisa tibia de fines de noviembre y la naturaleza como mejor compañera. Pero insisto.. ninguna de esas cosas solas fue semejante a la mezcla que en esa mañana se filtró ante mis ojos y mi cuerpo.

Las estrellas más brillantes que nunca, comenzaban a dar lugar a esa claridad en el cielo. Se dice que las estrellas llegan a su mayor punto de brillo, unos momentos justo antes del amanecer.

Eramos ella y yo, tirados en el medio de la nada, acostados entre pastisales bien altos. La imagen era como esas clásicas peliculas de amor, en donde la pareja está en un descampado, acostados uno encima del otro, besándose y rodando por todo el pasto, sin una verdadera concepción del tiempo y espacio. Ella sobre mí, sus labios recorriendo todo mi cuerpo, movía sus caderas sobre las mias con tanta intensidad y al rato era yo quien apoyaba con fuerza mi sexo sobre el suyo. Los minutos pasaban y nosotros rodando y rodando. La bola amarilla se daba a conocer un poco más segundo a segundo.

Con el nacimiento diario del dios sol ante nuestros ojos, y nuestros cuerpos a altas temperaturas fue que yacíamos ahí. No dejabamos de besarnos, de tocarnos, de frotar nuestros sexos. Ella me gemía al oido y eso me ponia a mil. No podía dejar de ver toda la naturaleza a través de sus ojos. Ella me pedía más y más, me susurraba que estaba muy caliente. Me tocaba la pija y se mordía el labio al sentirla tan dura.

Pero la plenitud de la situación no venía de la mano del deseo de sexo descontrolado al descampado a los ojos del amanecer, después de todo... ni forros teniamos...

...sino de esa desconexión sideral de la vida rutinaria tal como la conocemos.



Y para que vean que no exagero..



Fotografía sacada por: asiqueestoeselsexo.



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jueves, 13 de noviembre de 2008

Dos son compañía, tres son una orgía.

Sábado por la tarde, ciudad en llamas, telefono:

Hola nene, ¿En qué andás? Yo estoy acá en casa con M. ¿Querés venirte?

Era L. Una de esas niñas pequeñas con mucha sed de sexo sin compromiso. Muy linda, de muchas tetas y rubia cabellera.

Nos habiamos conocido unos meses atrás. Era verano y no teníamos muchas cosas para hacer más que coger, escuchar musica, comer y coger de nuevo, claro está.

Las chicas muy acaloradas y con vestimenta tipica de verano me dan la bienvenida: Shorcito de jean y pollerita bien corta. Tragos van, tragos vienen, la temperatura baja por un lado, sube por el otro y todo se siente en el aire.

M. tiene la misma edad que L. pero unos cuantos kilometros mas de experiencia recorrida, y se le nota. Pelo cortito y muy oscuro, ojos marrones. Es hermosa y me mira con esa mirada de pendeja viciosa y muy puta.

Ponemos un poco de música y nos relajamos en el sillon gigante del living. Comenzamos a charlar, a ponernos cómodos y mientras una cosa lleva a la otra nos vamos encimando.

Todo empezó a tener más sentido cuando empezaron a besarse. Lo hacían con pasión y lujuria; desde mi perspectiva podía ver como sus lenguas se entrelazaban, como sus labios se fusionaban.
Mientras las miraba y me calentaba, M. pone su mano sobre mi pija. Estaba muy dura y ella claramente lo notó.

Dejaron de besarse y me miraron, la cara me delataba, moría de excitación. Comenzaron por sacarme la musculosa, y yo sus remeras. Nuestras lenguas comenzaron a recorrer los cuerpos, desde la nuca, las bocas... bajando por nuestros torsos hasta llegar a nuestras entrepiernas. M. se quitaba su short, quedandose solamente con ese hilo que cubría su sexo mientras yo le sacaba la bombacha a L., dejándole esa pollerita corta que tanto me calentaba. Se la levanté y la puse en cuatro, con la cara en el respaldo del sillón. Me arrodille en el piso y mi cara se encontró con su concha toda mojada, empecé a chuparla, a cogerla con la lengua. Ella gritaba mucho, mordía el sillón. M. nos miraba y se pajeaba ya toda desnuda.

La temperatura del ambiente empezaba a rondar su punto de ebullición. M. estirada en el sillón con las piernas abiertas empezaba a demandar un poco de atención. Nos acercamos y L. comenzó a chuparle la concha, a esta altura toda hinchada mientras yo me paraba a su lado, a que M. me la chupara. ¡Y que bien lo hacía! Alternaba entre mi verga toda dura y mis huevos. Chupaba fuerte y rápido, la situación era perfecta. Ella no paraba de gritar y gemir por el sexo oral que le estaban dando, ni tampoco paraba de meterse mi verga en la boca y llenarsela de mis flujos y su saliva.

La situación era ideal, pero se volvió soñada cuando L decidió que quería tener algo contundente en su boca. Asi que ambas comenzaron a chuparmela, mientras sus dedos se llenaban de los flujos de su compañera. Estar sentado en el sillón comodamente, viendo como dos niñas me hacían gozar como pocas veces en mi vida, definitivamente no era lo que tenía pensado para ese sábado.

-Pongansé en cuatro pendejas.- les dije.

Y las dos bien sumisas dejaron de chupar y se subieron al sillon. Calladitas abrieron las piernas para que me las coja. Empecé por L., que tenia ese culito hermoso apuntandome. Se la meti de una, sin preambulos. Un grito largo y placentero salió de su boca, pero M. supo callarla besandola y apretándole las tetas, asi que todo quedaba en silencio. Solo podía oirse mi cuerpo rebotando contra el de ella y la agitada respiración de los tres.

-¿Y a mí no me cogés?. Suplicó M.

-A vos te espera lo mejor, pendeja puta- Repliqué

Y tomándola por las caderas, apoyé mi pija toda mojada en la puerta de su culo. Su respiración se hizo mucho más agitada, sus piernas se separaron un poco más y mi pene entró muy suavemente por su culo todo abierto y expectante. L. se sentó en el respaldo del sillón, y le dijo a M. que era su turno para chuparle todos sus jugos. Asi que acomodó sus piernas de tal manera que su amiga tenga una comoda posición para hacer su trabajo. Nos mantuvimos en esa posición por un rato, nadie parecía quejarse, hasta que M. apretó lo que tenía al alcance de su mano y pidió que la coja más fuerte. No sabía lo que le esperaba...

Así fue. No emitío ni un sonido, escupió la concha que tenía enfrente y siguió chupando cada vez más y más rapido. L. no podía parar de gritar, se tocaba mientras le pasaban la lengua por su húmeda vagina.

Comencé a alternar entre ese culo perfecto que tenía adelante, y esa concha hinchada que pedía que no la dejen de lado. La agarré a M. del pelo, puse su espalda contra mi pecho y por unos segundos, entré en un frenesí de lujuría sin control. No podía sentir otra cosa que no sea placer en extremo. Le pregunté a M. si le gustaría que le acabe todo el culo, pero sin responder se bajó del sillón, se arrodillo en el piso y junto con L. comenzaron una vez mas a chupar; una los huevos, otra la pija.

Acabé y toda mi leche quedó en sus caras. Caí rendido en un sillón con las fuerzas necesarias apenas para comenzar a vestirme.

¿Ellas? No lo sé la verdad, mientras cerraba la puerta de calle, lo único que pude escuchar fue a L. diciendo "¿Tenes idea que estará haciendo Pablo a esta hora?"

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viernes, 7 de noviembre de 2008

Mirame y no me toques.

¿Alguna vio la película "A Lot Like Love"?

Bueno, Estoy harto de esos momentos en donde me enamoro por un ratito en el colectivo, en el supermercado, en la mitad de la avenida, y todo queda ahí. (A diferencia de la pelicula, en donde todo termina con Ashton Kutchner enamorándose y teniendo sexo desenfrenado en el baño del avión con una completa extraña) Siento que no gano absolutamente nada quedandome sin hacer nada. En cambio, si hago algo al respecto, puede ser muy redituable para mi vida. (Ojo, estamos hablando siempre de cuando es algo mutuo)

Claro, cómo dice miss sinceridad : "Una mirada masculina sostenida más de 3 segundos es deseo. Una femenina, envidia." ¿Sabes qué? No te la creo.

Llego a la parada del colectivo y la rubiecita de buenas tetas y ojitos delineados me hecha un ojo de arriba a abajo, se lo devuelvo, listo quedamos asi. Sigo esperando el bondi, la miro y me está mirando de nuevo, barbaro. Pero esta vez cagaste porque no te voy a bajar la mirada de vuelta...

Y si, a mi me cabía la petisa, así que la seguí mirando y ella muy simpática no parecía molestarle devolverme todos los ojos. Y así un rato. Yo con la esperanza de que se suba al mismo bondi que yo, y ella (a mi criterio) esperando que yo haga algo. Asi que seguí ahi, sin hacer nada. Cuando se subió a otro que no era el mio, terminó toda la historia, me mira por ultima vez, la miro, le sonrio y se va.

¿Empezarle a hablar de la nada? ¿ "Hola ¿Cómo te llamás? ¿Qué hacés de tu vida? Que cosa loca como nos miramos ¿No?" ? No, demasiado careta. No soy de esos que se te van a poner a hablar en la mitad del bondi para ver si te puede sacar algún dato.

Tendria que ir y anotarle en la mano o un papel mi celular o mi mail y así me ahorro el garrón de si la mina me miraba simplemente porque me paresco a su ex-novio que la dejó por otra. Y si la mina me miraba por curiosidad como dice la señorita Sinceridad, listo.. no me llama, no me manda mails y todos seguimos con nuestras vidas.

Ahora... si la mina me quería coger ahí en el poste del colectivo, calculo que por lo menos un mail me mandará. ¿No?

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lunes, 3 de noviembre de 2008

Interrumpimos esta transmisión..

..para advertir: nunca mezclar Mars Volta en vivo con sexo y psicodelia en exceso. Podrías terminar de cama, muy afiebrado y sin voz.

Fin de semana extremo.

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