miércoles, 1 de diciembre de 2010

Tus ojos, mi instinto.

Si tengo que perderte antes de tenerte,
tan solo por dejarme ver a través de tanto humo,
te perderé.
Te perderé sin duda.
Más ya mis ojos vos no a mi.

Dame luz.
Dame toda la luz que necesito en este valle de colores,
tan solo para poder ver tus ojos hablarme en la oscuridad.

Es que hay tanta intensidad en mis manos.
Es que hay tanta risa en tus ojos, mi amor.

Yo soy solo un niño,
y nuestra pasión, nuestro amor y nuestra libertad,
y vos tan incensata, corazón.

Jugas en mí y juego en vos.
Caminaremos juntos ahora,
dormiremos juntos mañana,
y tal vez ayer se encargue del olvido del tiempo.



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martes, 2 de noviembre de 2010

Mi sonrisa en tu fotografía.

Llegan momentos en donde lo único que me gustaría hacer es simplemente, despegar. Despegarme de vos. Que te despegues de mí. Porque a pesar de la distancia, de vivir en otro barrio, en otra ciudad, prácticamente en otro mundo, todo es sustancia inflamable y pegajosa que me deja quemado e impregnado a tu piel. La imagen en mi retina rechina junto a los dientes que mascan incesantes junto a tu contorno imperfecto.

Mi vida sigue a pesar de la ausencia y así la tuya hace lo propio. Pero estás ahí, y yo también estoy. Tal vez sigo estando en tu mesa de luz, tal vez no, no lo creo realmente. Vos estás acá más cerca de lo que me gustaría y tan lejana a la vez, que me gustaría solo atarte a mis costillas para saberte pegada, húmeda en piel y entrepierna.

Pero no. Leo a otro a través de tus palabras y en altar invoco la angustia. La que producen tus dedos que supieron atravesar con profesionalismo mis más perversos y profundos placeres.

Tal vez solo sé crear galaxias en mi nexo, en mi cuerpo y en mis tejidos. Tal vez como el cuento dice, las cosas no son siempre lo que parecen. Y si realmente nada es como el pequeño ser gris en mí me hace creer, tal vez este deba ser el final de mis palabras, tal vez solo hasta acá tiene que llegar lo que no puedo dejar de bajar desde Venus. Tal vez tenga que dejar de pensarte y escribirte.

Lo haré. Justo ahora.



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miércoles, 20 de octubre de 2010

Angustia que hace a los locos.

No logro dilucidarlo aún con precisión; me genera dudas día tras día. Me cuesta entender por qué no podés agarrarme del cuello, maniatarme. Hacerme sentir a cada instante mientras me montás, mientras siento todo tu ser rebotar contra mi cintura, que no tendré próximo suspiro.
No comprendo por qué te genera una extraña sensación tener mi cuerpo en cuatro patas para manipularlo como quieras. Para obvervarlo, para maltratarlo. Me cuestiono por qué no puedo hacer lo que quiera con tu cuerpo, por qué no me regalás tu piel por un rato ó por qué simplemente no puedo violarte mientras dormís. Espero pronto decidas dejar de lado mi deseo. Espero pronto te decidas a abolir mi voluntad, a costa de ser solo lo que quieras que yo sea. Tuyo, de nadie más. Espero pronto desgarres mi deseo, tan sólo para ver, para saber, hasta dónde sos capaz de llevarme. Doy mi vida por la seguridad de que cuando seas mía, solo mía y de nadie más, ni siquiera tuya (aunque sea por el rato que dure nuestro sexo), sentirás que la distancia entre lo total y lo parcial es alcanzable con la punta de tus dedos, con la punta de tu inocencia.

Dejame decirte con certeza, que cuando tu cara toque el suelo, cuando estés privada de muchos de tus sentidos, vas a creer y entender que soy para vos, tuyo, que soy yo quien te completa. Vas a sentir que mi pija es la única que cabe en tu cuerpo, que soy yo el único que sabe tratarte como te lo merecés. Vas a comprender que yo si sé que sos una reina, que no hay otra como vos. Vas a comprender que yo sé que no hay piel más tersa que la tuya, que no hay boca más perversa que la que llevás con tanta delicadeza. Que no existe en esta tierra otras manos que sepan conducir los hilos de mi perversión como esas que movés con tanta gracia. Que tu prudencia no es más que la pequeña sombra de verano de aquello que yo llamo ‘libertad’.

Cuando logremos entender todo eso, vamos a llegar ahí, a ese lugar al que todos le temen y ni siquiera saben por qué. Cuando lo entiendas, vas a poder decir aquello que quisiste poder decir toda tu vida:

Yo sé quién soy.



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viernes, 24 de septiembre de 2010

Y si no el sistema.. ¿Qué?

¿Y si un día dejo el anonimato de lado y te cuento como me llamo, te digo mi edad y hasta subo una foto mía? ¿Qué? ¿Se pierde la fantasía? ¿El chiste, la gracia? (Algunos inclusive, ya saben todo esto)
Tal vez ya no te mojarías más leyéndome. Tal vez te mojarías más. Ya sería una cuestión de gustos en ese caso.
¿Un mocoso de veinte ó un viejo verde de cincuenta?
Tal vez el fin, tal vez el comienzo.

¿Qué pensas vos?
[ Si estás leyendo esto, a mí me gustaría que comentes, por favor, seas quien seas. Gracias ]



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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Toma la ruta, será diferente.

Me gusta verte manejar. A veces nos detenemos en el semáforo a besarnos mientras vamos en el auto. El problema de esa situación llega cuando el beso se extiende, eleva su temperatura y las bocinas de nuestra piel se empiezan a hacer notar.

Hoy conducís vos. Tu beso junto a tu lengua, hicieron de mi cuerpo una olla haciendo ebullición. Te pregunto si te parece dejarme así cada vez que nos besamos y te haces la desinteresada, me mirás de reojo y cómplice te reís.

Es de noche y la avenida nos regala onda verde, te miro y no me mirás, estás concentrada. La música suena, las ventanas están cerradas. Mi bragueta lentamente es desabrochada. Segundos más tarde, manejas, y yo delante tuyo, me pajeo mirándote.

Me notas pero no querés mirar, tenés miedo. Tenes miedo que mi pija tiesa te haga parar, te haga desviar tu atención. Pero ese no es mi problema. Me pajeo mirándote la boca, me pajeo mirando tus ojos que se llenan de duda e indecisión. Me pajeo y miro tus manos, las deseo. Casualmente hace unos días me contaste como te calienta que te observe. Y lo hago detenidamente.

El camino no se detiene y finalmente me miras a los ojos. Te miro y sostenes la mirada el mínimo instante posible, bajas la vista y tus ojos se llenan de la imagen de mi mano frenética tocándome. Un leve gemido escapa a tu boca pero tus ojos vuelven al camino. Dos cuadras adelante, doblas. Frenas el auto inmediatamente a un costado.

"Sos un hijo de puta." Eso fue todo lo que atinaste a decir antes de abalanzarte sobre mi pija que no veía la hora de recibirte.

Tu ritmo siempre fue algo que me llamo la atención. Sos una perra en celo. Siento como mi pija late en tu boca y vos no respiras. La devoras con tanta voracidad que siento que ningún volcán podría resistir tu erupción. Me agarras los huevos y los chupas de tanto en cuanto. Recostada de costado sobre mi asiento es que me tenes aprisionado.

Te sostengo el pelo y a pesar de estar en tu auto, te manejo como quiero. Sos a quien me gusta domar, sabiendo tu necesidad de ser domada. Gemís con la pija en la boca y gimo con vos. Me sentís temblar y acelerás el viaje, tan solo para sentir toda mi leche tibia chocar contra tu paladar.

A veces pienso que no me tocas para saciar mi sed, sino solo para regocijarte en mi orgasmo, en mi leche en tu boca.
Mi necesidad es tu necesidad.

Por ahí dicen que el viajar es un placer que nos suele suceder.
Brindo por eso.



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martes, 24 de agosto de 2010

Pulsar.

Tus palabras sobre mi cuerpo
beben del estanque de mi piel.
Soy la raíz bajo tu tallo
floreciendo tu alma en miel.

Me siembro en tu sexo
y renazco en tu corazón.
Soy la cosecha del suave néctar,
cultivando tu ser de energía.

Tus deseos son mis delirios.
Lo sabes muy bien mi amor.

La musa de mi cielo,
el sol de mi amanecer.
La nube sos y la brisa de ese verano
posándose en la punta de mis pies, también.

El color de las flores sobre tu piel
opaca la claridad de tu sonrisa.
Lo natural en vos, se fusiona con lo natural en ella.
En mi sos una y en ella somos uno también.

Uno en uno, y uno en ella.



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martes, 17 de agosto de 2010

Galletita




A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante.
En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará
aproximadamenteuna hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios
y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra,
estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después
de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y,
con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo
otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. " No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como
congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

- ¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada - contesta el joven sonriendo
angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía
sentado en el banco del andén y piensa: " Insolente".
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ¡Intacto!



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martes, 10 de agosto de 2010

Fúndete, confúndete.

Me encantaría poder describir el sentimiento al verte desfilar en ese oscuro living de tenues luces. El contorno perfecto que te caracteriza, no podía estar mejor decorado esta vez. Esas medias de red junto con ese conjunto, pretendían desgarrar mi deseo de adentro hacia fuera. Ese culo que me hace delirar y esas tetas que tanto me encantan raptaron la atención de mi cuerpo y mente.

Te recosté y solo pude dedicarme a recorrerte con mis ojos, con mis manos, con mi lengua, con mi deseo. Vibrabas con cada roce y me mirabas. Me mirabas y me sentías en cada vibración. Pude verlo en tus ojos. Nos besamos un rato. No recuerdo cuanto. Seguramente lo suficiente como para recordar la perfección al besarnos. Suave, húmedo, caliente. Nuestro.

Te pegué a mí y me sentiste. Percibo la manera en que tu respiración se acelera en esos momentos. Empezaste a palparme y me encontraste con facilidad. Sé muy bien lo que te gusta arrancarme la ropa, te salís de vos misma. Me besaste de arriba abajo, solo para finalmente, estocar mi pija de lleno en tu boca. Recuerdo como la chupabas desde la base hasta la cabeza con intensidad. Tenés ese ritmo perfecto que me vuelve loco.

Tu cuerpo pedía descontroladamente que lo controle y eso hice. Te sostuve de los pelos y marqué el ritmo. Sé cuánto te calienta eso. Así estuvimos un buen rato. Me cuesta salir de ese estado hipnótico donde a pesar del aparente control sobre tu piel, sé que soy solo el esclavo de tu juego. Creo que tu cuerpo genera esa adicción. Tal vez tu boca, ya no lo sé a esta altura. ¿Qué más da? Te coloqué esas esposas de cuero que había elegido para vos y me dediqué a contemplar como seguías chupando y pajeando ahora más privada aún de movimientos que antes.

Me encanta como tu cuerpo deja en evidencia tu deseo. ¿Sabías eso? Te acelerabas y podía sentir como tus labios deslizándose por el tronco de mi pija pedían ansiosamente el final en vos. Intentabas con una mano en mi pecho, rasguñar mi piel, pero las esposas te obligaban a mantenerte en el foco de atención. Con la otra, a puño cerrado, me masturbabas sin descanso. Mis exhales a punto de acabar, fusionados con tus gemidos mientras llenabas tu boca de mí, llenaron todo el living de tu casa. Acabé en tu boca y te dispusiste a seguir, el turno cambiaba ahora.

Me pregunto una y otra vez qué es lo que me gusta más. Si tener tu boca en mi pija haciéndome volar, o tener mi lengua en tus labios rosados hasta llenarme la boca de vos. No logro decidirme. Pero que voy a seguir dándole rienda suelta a mi adicción a ambas cosas, de eso no cabe duda.



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viernes, 6 de agosto de 2010

Un lugar normal.

En este momento, hasta siento ganas de que me poseas. Si, de hecho creo que es peor aún que eso. Porque eso es lo único que quiero. Ser tuyo y no mío. Tengo ganas de rogarte, de fundirme, de perder mi escencia. Solo quiero que me violes. Que me ates. Hoy solo tengo el poder de quien acata, de quien asiente. Hoy mis rodillas protagonizan la escena donde embargas mi piel hasta saciar tu sed desértica. Y caigo, me sometes y me dejo. Me elevo con cada orden pronunciada. Tus uñas, tus labios y tu lengua son mi nueva piel.

El vacio se siente plenitud cuando sos vos la que se llena de él.



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martes, 27 de julio de 2010

Amaneciendo mía.

Es difícil de describir el stress que genera despertarse pensando en lo que nos espera en nuestro día laboral. O amanecer con la idea fija, visualizando esa pila de libros que aguardan por nuestros ojos para esclavizarlos rotundamente.
Escabullirme entre las sábanas con los ojos aún cerrados, buscando la humedad de tu sexo, para así, acariciarte y despertarte con mi lengua y mis dedos entre tus labios rosados, sin lugar a dudas es la mejor solución a esa rutina que nos castiga.
Mis oídos se complacen en recibir junto a los rayos del amanecer, esa mezcla de gemidos y desperezamientos matutinos que me regalas.
Mis dedos te buscan y te encuentran. Mi lengua ya despierta tanto como vos, incursiona y empezas a gritar. Primero despacio hasta incrementar volumen. Me tomas del pelo suavemente pero con intensidad. Me acelero.
Me encanta el recorrido que hace mi lengua en vos. Sentir la textura de tu piel desde abajo, pasando por tu clitoris hasta llegar al comienzo de tu sexo me vuelve loco. Es obvio a esta altura.
El pináculo llega y me llenás la boca de vos. Te saboreo y me pedis que suba, que vuelva a la altura de las almohadas. Me besas y te das vuelta. Tu cuerpo me pide que me apoye sobre vos para así volvernos a dormir.
Por supuesto. Si. Llego tarde a donde sea que tenga que ir, pero mi día termina distinto cuando comienza de esa manera.



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lunes, 5 de julio de 2010

Sobre el cómo y un coma profundo.

“Me calienta la seguridad que tenés, cómo hacés de mí lo que querés; y, al mismo tiempo, cómo a veces te dedicás a darme placer delicadamente.

Me calienta muchísimo tu capacidad para disfrutar y tu desinhibición para expresarlo.

Me calientan mucho mucho tus besos cuando son así profundos y suaves a la vez, que me sacan el aire.

Me calienta mucho tu mirada de pajero cuando me ves retorcerme de placer.

Me calientan los movimientos firmes y fuertes, pero no bruscos. Que de repente, me agarres de la nuca y me comas la boca con ganas, pero sin desesperación... o que me agarres de la cintura y me pegues contra vos y tu pija dura.

Me calienta cuando me decís obscenidades mientras cogemos; no muchas, pero alguna de vez en cuando está bueno, despierta.

Me calienta cuando te la estoy chupando y me zamarreás con una furia que me da bronca, y se genera esa violencia sexual que nos vuelve locos.

Me calienta cuando me cogés en cuatro y me agarrás del pelo, y me mordés la espalda.

Me calienta cuando me hacés desearte, porque sé que la recompensa será satisfactoria.

Me calienta cuando me cogés con desesperación.

Me calienta tu cuerpo. Me calentás vos.

Vos. En mí.”



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miércoles, 30 de junio de 2010

Tú y yo (somos lo mismo).



Uno y uno y
uno en uno y
uno a uno y
todo en uno en mí.
Uno y uno y
uno en uno y
uno a uno y
todo en uno en ti.



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jueves, 24 de junio de 2010

viernes, 11 de junio de 2010

Ya no lo niegues más.




Algo tiene que cambiar.
Un dilema innegable.
El aburrimiento no es una carga
que cualquiera debería sostener.

La constante sobreestimulacion me entumece,
pero no podría quererte de otra forma.

No es suficiente,
necesito mas.
Nada parece satisfacer
No lo quiero,
lo necesito.
Para respirar, para sentir,
para saber que estoy vivo.


Demuestrame que me amas
y que nos pertenecemos
.
Relajate, date vuelta y toma mi mano.

Te puedo ayudar a cambiar momentos cansadores por placer.
Di la palabra y estaremos por el buen camino.

Armonia y balance,
dolor y alivio.
Muy profundo dentro tuyo
hasta que no me quieras de ninguna otra manera.

Pero no es suficiente,
necesito mas.
Nada parece satisfacer.
No lo quiero,
lo necesito.
Para respirar, para sentir,
para saber que estoy vivo.


Esto te dolera un poco
pero es algo a lo que te acostumbrarás
.
Relajate. Soltate.

Es algo triste como
las cosas llegaron a ser como son.
Insensible a todo.
¿Qué pasó con la astucia?

¿Cómo puede no significarme nada
si realmente no siento nada?

Seguire excavando hasta sentir algo.
Demuestrame que me amas y que nos pertenecemos.
Relajate. Date vuelta y toma mi mano.





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lunes, 7 de junio de 2010

Atardecer de conversación ajena.

Él: La soledad quema la cabeza y enfría el corazón.

Ella: Dedicate a pensar cosas lindas, así aclimatas mente y alma. Yo estoy en la cama, con los pies helados. No me vendría nada mal que me hagas cucharita. Que me calientes, que me toques y me cojas despacito… así.

Él: Me pones la pija dura de solo escucharte, pendeja. Quiero sentirte cerca.

Ella: Me das tantas ganas. Tal vez encontremos un rato para los dos. Para poder sentirnos; vos con la pija dura y yo inundada en mis jugos. Para poder llenar tu boca de mi y la mía de vos. Para que acabemos juntos, sintiendo nuestros cuerpos vibrar.

Él: ¡Mirate como estas, puta! Te quiero así, caliente solo para mí. Sí, me gustaría mucho tener aunque sea un rato para cogernos como animales, que tus jugos abracen mi pija dentro tuyo y llenarte la boca de leche por último.

Ella: No te das una idea qué bien que estoy, mojada, deseándote, imaginándote; a vos, tan lindo, con la pija dura… mmm si, eso quiero.

Él: Estoy para que me chupes la pija así, tan vestido. Arrodillada en un rincón, vos pajeandome… ¡Qué ganas, pendeja puta!

Ella: Vos me llenas la boca de leche... pero después me las vas a tener que chupar muy rico y hacerme acabar e inmediatamente después me vas a garchar toda para hacerme acabar de nuevo. ¿Está claro?

Él: Si, nena. Soy tuyo. Lo que vos me digas que haga, lo voy a seguir al pie de la letra. Te voy a hacer acabar con mi lengua hasta que me pidas que pare. Soy adicto a tu cuerpo.

Ella: Bien, me encanta. Sí, me encantas, ¡Me calentas! Qué ganas de estar con vos, ya mismo ahora y que las palabras se hagan realidad.

Él: Vos me das vuelta, nena. Soy esclavo tuyo en mi mente. Sos dueña de mis fantasías. Me muero por garcharte. No doy más.

Ella: No puedo dejar de tocarme, pensando en vos, en tu pija adentro mío, tus labios sobre los míos, tus uñas clavándose en mi espalda.

Él: Llenate los dedos de jugos como si fuera mi boca. Acaba mucho pensándome encima tuyo. Como me gustaría escucharte acabar, en mi oído. Necesito cogerte, pronto.

[…]

Él: Cómo habrás acabado, mi amor. ¡Qué rico!

Ella: Sí, riquísimo.

Prácticamente pude oír el sonido del auricular al colgar. A pesar de los susurrado, la situación caía del árbol con soberbia madurez. La expresión de su rostro desfigurada al escuchar esa agitada voz femenina al teléfono fue percatada por todos en el lugar. Ella lo controla y él se deja. Las ideas rebotan en su cabeza. Las imágenes lo invaden. Ella, acabada. Empapada de sí misma, empapada de él. Él, ahogado de deseo. Intenta disimularlo, pero ya es tarde. La erección en sus pantalones era solo una parte más del show.

Una vez más, la quietud del acabado logró vencerlo. Y contra el sueño de la soledad, él luchará.

(una vez más.)



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domingo, 30 de mayo de 2010

En órbita.

Entramos. Sus labios sobre los míos. Sus manos sobre la mesa. Su espalda contra mi pecho. Mis labios sobre su cuello. Mi pelvis sobre su culo. Sus pantalones en el piso.

Mis labios sobre sus labios. Mis manos sobre su culo. Su remera sobre la silla. Sus tetas contra mi pecho. Su bombacha en el suelo. Ella sobre la mesa.

Mis labios sobre sus labios. Mis dedos sobre sus labios. Mis labios sobre sus labios. Sus piernas sobre mis hombros. Sus manos sobre mi cabeza. Sus dedos sobre mis pelos. Mi lengua sobre su clítoris. Mi lengua sobre sus labios. Mi lengua en ella.

Ella en mí.
Yo en ella.
Yo en ella.
Yo en ella.
Ella en toda la habitación.
Ella.
Ella.
Ella.



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martes, 18 de mayo de 2010

En mí nunca la encontrarás.




Todas las maneras de ser a las que aspirabas,
ese soy yo.
Me veo como quieres verte,
cojo como te gustaría coger.
Soy inteligente, capaz y, aún más importante,
libre de tus inhibiciones.



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miércoles, 12 de mayo de 2010

Yo, el Otro.

Y la mejor parte de todas, será ese momento cuando te enteres que esa pija que te cogíó tanto, no era otra sino la mía. Que la lengua que recorrió cada milímetro de tu piel, que atravesó cada endidura de tu cuerpo, que tragó con tanto placer cada orgasmo producido... era la mia y no la de él.

Si, esa cara quiero ver. Y él... él estará muy contento de verte así.



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jueves, 6 de mayo de 2010

Tu mundo, el mio y la Otra.

Ella dice que le gustaría sumergirme en burbujas y ahogarnos en humo. Que le gustaría que la toque toda, pero solo a ella. A nadie más. Luego quiere que vayamos por ahí a recorrer el lugar buscando a alguna para que nos acompañe. “Enigmática” fue la palabra que usó para describir como le gustaría que sea.

Me cuenta que quiere besarla muy profundo y que, a partir de ahí, empiece su fantasía. (La nuestra en realidad, luego recuerda)

Dice que se va a esforzar mucho para que yo no pueda quitarle la vista de encima. La muy puta quiere que yo cumpla sus órdenes.

Me gusta escucharla, que me cuente todo lo que quiere hacer conmigo. Mientras sus labios siguen escupiendo imágenes, me empiezo a tocar. Ella mira, deja de hablar y tras unos momentos, sigue.

Me dice que lo primero que imagina es, a mi desnudo acostado en su cama. Que observo con la mirada muy prendida, cómo la Otra es desvestida por ella. Me confiesa que se muere por sentir la piel de la Otra, de recorrerla, de meterle la lengua en la boca y que yo me retuerza de ganas de meterme entre ellas.

Se pregunta en voz alta hasta cuándo podría aguantar no ponerme una mano encima mientras la Otra la recorre. Finalmente termina confesando que no podría evitar empezar a pajearme mientras desvirga sus labios lésbicos. Que le gustaría que las separe y la bese a ella, mientras la toco a la Otra.

Me comenta que le gustaría (pero solo por un rato) observar la escena algo apartada, ver como yo me entretengo sin ella. Ver cómo le abro las piernas a la Otra y me sumerjo en sus jugos. Ver como succiono los labios rosados, solo para luego, besarla a ella y que sienta el sabor en mi boca.

Es imposible no tentarme mientras ella me cuenta todo esto, por lo que juego y me toco, como quien no quiere la cosa. Ella se hace la desentendida de mi hacer, y sigue:

“Por más que fantasee con una mina, la adicción por tu pija siempre es latente.” me dice como si yo eso no lo supiera. Que ingenua. Me cuenta entonces como le sugiere a la Otra que la toque, para que ella pueda agarrarme la pija y comérsela mientras la pajean. Quiere que le agarre el pelo como siempre y tire fuerte.

Puedo ver en sus ojos como las pupilas se le dilatan, como empieza a temblar de imaginarse chupándome la pija, mientras le chupan la concha a ella. Ella movía sus labios contándome, yo movía mis manos escuchándola.

“En un momento te vas a acostar, y yo le voy a ordenar a la Otra que se siente en tu cara. Si… si, te va a poner la concha hasta que te ahogues de chupar. Te va a apoyar los labios bien hinchados en la boca y vos vas a jugar con tu lengua y yo voy a chuparle la espalda, le voy a morder los hombros para finalmente, como no podía ser menos, con la espalda de ella adelante y agarrandole las tetas, te voy a montar la pija hasta el fondo.”

No pude más que acelerar el ritmo de mi mano. Me pajeaba con violencia mientras escuchaba atentamente. Ella profundiza su fantasía hasta llevarme al límite.

“Y me vas a escuchar gritar como nunca me oíste. Sé que eso te calienta como pocas cosas, así que presumo que no aguantarías mucho en esa posición.”

Entonces me cuenta como seguramente yo las correría a ambas para cogérmela a la Otra sola. Que la pondría en cuatro y que clavaría los ojos en su mirada mientras ella se pajea viéndonos.

“Seguramente me vaya a cansar de verte sobre ella y te quiera para mí solita un rato para hacerte acabar todo.”

“¿Ah sí?” Le pregunto con la voz fatigada.

“Si, y la voy a agarrar de los pelos a la pendeja de mierda esa, para que me cojas a mí y me des tu leche. Y ahora es la puta la que mira, para ese momento seguramente ya empiece a tomarle odio. Así que en venganza y luego de sentirme muy muy cogida, le voy a decir que me chupe la concha. Y mientras accede a mi pedido, vos te vas a preparar para cogerla de nuevo.

Y así vamos a estar, vos garchándotela, yo sintiendo la chupada más rica hasta el momento y ella, la marioneta más feliz de esta obra. La hija de puta seguro la chupa tan bien, que me van a dar ganas de acabarle toda la boca. A todo esto, parece que vos ya vas a acabar, ¿No?”

La respiración entrecortada llenó la habitación.

“Bueno, lo que más me gusta lo voy a dejar para el final entonces, en donde nos paramos y me pones contra la pared. La agarras a la pendeja y la arrodillas en el piso. Y ahora sí, tu pija me entra de nuevo. Me vas a coger contra la pared mientras ella desde el piso, chupa nuestro sexo. Vas a seguir así hasta que yo te diga. Y cuando me canse, me voy a arrodillar junto a la pendeja, te voy a agarrar la pija así, de esta manera, bien fuerte y te voy a pedir que me llenes la boca. Vas a hacerlo ahora, ¿No? Dale, acabá”

El brillo en sus ojos me hace pensar que mi leche es una necesidad para ella. Pensar eso me completa. Como era de suponerse, apenas la primera gota se asomó, fue a parar a su boca. Ella degusta su propia fantasía en mí y yo.... yo solo acabo en ella.



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martes, 27 de abril de 2010

Sin título.




mention this to me
mention something
mention anything
mention this to me

and watch the weather change



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lunes, 19 de abril de 2010

Estabas ahi para mí.

Me gusta cuando estás calienta y decidida. Te desabotonas el jean y te sentás en la computadora. Un par de segundos más tarde la pantalla te regala las palabras que buscabas. Me encontrás en mi estado más animal. Estás muy contenta de verme otra vez y tus ojos comienzan a brillar como sedada por la más fina droga.

Abrís las piernas y comenzás a leerme. La idea de indagar en cómo me cojo a otras se vuelve manjar en tus labios rosados. Empezás frotándote por sobre el pantalón. La textura del pantalón es muy dura y la ansiedad te gana. Te lo bajas hasta sacártelo y apoyar tus pies sobre él.

Ahora sí, la palma de tu mano sobre la tanga da el alerta a tus percepciones. Está latiendo y sentís que es el pie perfecto para empezar a pasar los dedos por sobre tu ya mojada entrepierna. Primero un poco de fricción y después como quien no quiere mucho la cosa, corres un poco la tela para mojarte bien los dedos.

Ya está, estás lista. La concha bien mojada, el clítoris bien hinchado y la mano empapada de tus propios jugos son los actores principales de tu obra. Te sacas la tanga y sin preámbulos, dos dedos tocan el fondo de tu sexo. El gemido corta el aire espeso de tu habitación en dos y luego callas.

Tus ojos van al ritmo de tus dedos. Una, dos, tres oraciones y arremetes en vos. Primero uno, después dos, y para el tercero o cuarto párrafo ya estás con tres dedos adentro. El ritmo jamás fue lento como tampoco tu lectura. Tu respiración es agitada, tu corazón galopa destellante, alimentando la adrenalina. Lees como el famélico devora sus migajas. Tenés sed de sexo y tus dedos son la evidencia de ello.

El pulgar acalla tu clítoris mientras el resto de tu mano te catapulta en dirección al paraíso del orgasmo. Te importa poco si el texto estaba bien escrito, si te gustó o no la poesía en él ó lo que fuere. Viniste a buscarme como lo hacés todas las noches y me encontraste.

Apagas la computadora y te recostás en tu cama, desnuda y acabada. Por unos segundos, te pones a pensar si algún día escribiré sobre vos y esos labios rosados que tanto sabes que me gustan. Finalmente la intriga te vence y antes de sucumbir al sueño, me envías un mensaje con tu deseo. En el medio de la noche leo tu mensaje de desesperación y solo puedo atinar a responderte: Tal vez mañana sea tu día de suerte.



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jueves, 15 de abril de 2010

Ya no soy mía, sino tuya III

Hoy me cansé de todo. De todos y de todas. Hoy la compasión es cero y no existe tu mundo si no el mío. Hoy soy yo y nadie más. Hoy no habrá besos ni caricias. Ni masajes ni cremas. Hoy no te la voy a chupar ni te voy a coger con la lengua. Hoy vas a hacer lo que yo te diga que hagas y te vas a callar la boca.
Hoy cuando entres a la habitación, te vas a arrodillar y yo parado enfrente tuyo, me voy a sacar los pantalones para apoyar mi pija en tu cara. Vas a agarrarla bien fuerte, como ansiosa, con esa actitud muy propia de las adictas a la pija como vos. Y así, carente de erección, te la vas a poner en la punta de los labios y la vas a empezar a chupar.
A medida que crezca, a medida que empiece a latir para terminar completamente dura en tu boca, recién ahí te voy a agarrar del pelo y te la voy a meter hasta hacer tope para que así, te atragantes como la puta que sos. Vas a escupirla y vas a seguir sin parar siquiera por un respiro. Voy a tirarte de los pelos para reclinar tu cabeza hacia atrás para así, poder ver como tus ojos quieren escaparse.
Arrodillada tal como estás, vas a mirarme desde el suelo y entre el comienzo de llanto que te producen las arcadas y el balbuceo, me vas a pedir casi susurrando que por favor te coja, que ya no aguantas más, que sentís como los flujos se escapan de tu cuerpo de lo caliente que estás. Te voy a mirar con cierto desprecio y con una cuota de lástima, voy a agarrarme la pija y me voy a pajear por unos segundos mientras miras y esperas mi respuesta, para finalmente, llenarte toda la cara de mí leche, espesa y dulce.

Hay días como los de hoy, donde la tolerancia y la paz se ven afectadas y las opciones escasean: o te haces a un lado, o te preparas para reprimir toda individualidad; porque hoy más que nunca, vas a ser mía y no tuya.



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miércoles, 7 de abril de 2010

Inundación.




Hay una inundación en mi boca, en mi canción,
que tu beso desató, cortó mi respiración.

Los cabellos de tu nuca, el olor de tu sexo,
la textura de tu lengua en mis pechos,
de todo me acuerdo...



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martes, 30 de marzo de 2010

No busques más en el umbral.

La ansiedad como sudor en tu piel,
respira.
Los talones se pisan y ella solo,
admira.

Miras atrás y el reloj no ayuda.
Miras adelante y el tiempo perdura.

La ceguera del sonámbulo,
jamás observó el canto de los mudos.
Atropellado creíste que podías la rueda girar,
feliz por último entendiste que solo quedaba observar.

La calesita dió su vuelta una vez más,
mientras los caballos su canción galoparon.
Sentados los barcos zarparon,
finalmente al destino del nunca jamás.



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lunes, 22 de marzo de 2010

Extraviada.

Aquel que la haya visto, avise por favor, estaremos muy agradecidos.


Todas aquellas que se sientan identificadas,
por favor presentarse en recepción.



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miércoles, 17 de marzo de 2010

Ya no soy mía, sino tuya II

En un principio todo parece una situación normal, típica. Ella se monta en mi pija, me cabalga y nos miramos. Los ojos se encuentran, se acompañan mientras la cara se nos desfigura. Pone mis manos sobre sus tetas y gime, me mira y gime. Cambiamos de posición y ahora ella está tumbada. El peso de mi cuerpo cae sobre sus pechos y me agarra el culo para hacer mayor presión.

La pongo en cuatro y a partir de allí, las cosas empiezan a tomar otro rumbo. A nuestro lado, esa bolsa incógnita con aquellos juguetes que a menudo solemos frecuentar. Le tapo los ojos con un pañuelo negro y la agarro de los pelos. Sabiendo lo que le espera, abre la boca y mi pija entra como por invitación. La agarra fuerte y empieza a chupar, suave pero profundo. Siento como la punta le llega hasta la garganta hasta casi darle arcadas. Me gusta atorarla y a ella le gusta atorarse. Escupe y sigue a un buen ritmo. Sin lugar a dudas es buena en lo que hace, y más cuando está completamente sumisa.

Nos detenemos. La siento en la cama. Se la nota ansiosa e inquieta. El no poder ver absolutamente nada, produce ese efecto en ella. Esta vez las palabras son las mudas y suavemente le coloco la mordaza que una vez me mostró en su casa con tanto deseo. Se la ato detrás de la cabeza, algo fuerte, podría decirse. Realmente no quiero que emita una palabra. Y con los ojos vendados y una bola en su boca, la pongo en cuatro una vez más.

Sus piernas se abren lentamente dejando a mi lengua recorrer desde la punta de su clítoris hasta el agujero de su culo y ahí me detengo. La escupo y sigo chupando, succionando. Ella exhala unos ruidos algo distorsionados, mezclas de gemidos e intentos de palabras, hago caso omiso a eso realmente.

Recorro su culo ya muy mojado. La escupo una vez más y deslizo suavemente dos dedos. Empiezo a pajearle el culo y ella grita, o eso creo que hace. Un dedo entra en su concha y pajeo sus dos agujeros. Me pregunto si en esos gritos me estaría pidiendo que pare. Conociéndola y sabiendo lo puta que es y como le gusta que la violen así, me imagino que estaba pidiéndome aún más. Y eso hago entonces.

Agarrando los dos consoladores que quedaban en la bolsa, me detengo. Uno es articulado, rosa y muy simpático. Largo, gordo, muy cómodo. El otro; no mucho más pequeño, pero doble. Consolador y expansor. ¿Cual sería el primero? Opto por la segunda opción.

Separo sus piernas y sin preámbulos, introduzco en su culo el consolador más chico. Su agujero ya estaba algo dilatado así que asumo que no le abra dolido mucho. La escupo y la sigo pajeando. A esta altura sus brazos ya están sosteniendo la almohada que tenia pegada a la cara. Se ve tan hermosa con los ojos vendados y con semejante impedimento del habla.

El nivel de perversión de la situación supera mis expectativas. Me redescubro a mi mismo en cada nuevo instante. Cuanto más la veo así, más disfruto, cuanto menos puedo entender sus gritos, con más violencia la penetro. Con una mano pajeo su culo, y con la otra, la agarro del pelo para ver su expresión. O lo que queda de ella. Que placer.

No se si se notará, pero me gustan los límites. Digo, uno no suele conocerlos hasta que está ahí. Y sin lugar a dudas siempre se puede ir un poco más allá.

Dejándole el consolador metido, tomo el restante, el más prometedor. Aquel rosado, aquel de mayor tamaño, aquel que días atrás había pasado por mi cuerpo a su mando. Lo lamo y hasta hacer tope, lo hago entrar en su concha. Mi mano derecha masturba su culo, y la izquierda sostiene el consolador restante en su sexo. Alterno, enciendo uno y la pajeo con el otro. A veces simplemente me dedico a ver como los dos vibran dentro de ella.

El morbo de sentirla gastar todas sus fuerzas en sórdidos gritos alimenta mi perversión, mis ganas de seguir hasta el final. Con cada arremetida, nos corremos de la cama. Y con su cara al borde, a punto caer, es que la situación llega a su pináculo.
La violencia es extrema en este punto. No podía dejar de moverlos, entraban y salían. Los escupo y los vuelvo a meter. Su cuerpo tiembla, se retuerce, se contorsiona. Puedo sentir como mi cuerpo ya no me pertenece. Jamás me había sentido a mi mismo en un estado semejante. Desaforado de lujuria y perversión yacía. Y en un rapto de inconciencia, me detengo.

Ella cae, deslizándose hasta quedar en el suelo. Intenta reincorporarse pero el cuerpo no le responde. Se sienta. Prácticamente no puede respirar. Fatigada sería poco decir. Le quito el pañuelo y la mordaza. Su mirada está perdida en la nada. No me mira ni a mi ni algo puntual, simplemente perdida, ensimismada.

A lo lejos me la quedo mirando. Intentando acercar mi imaginación a la idea de un cuerpo que no puede hablar, que no ve, que no puede visualizar que le está sucediendo. Imaginar la expansión del resto de los sentidos a causa de esa privación.

Finalmente me acerco para volver a la cama y ella se pone de pie. Por primera vez me mira a los ojos. Se acerca, se para a mi lado y con una voz prácticamente imperceptible, pronuncia unas palabras que apenas puedo oír:

"Nunca creí que mi cuerpo sería capaz de soportar tanto placer al mismo tiempo. No sé con seguridad todo lo que en mí hiciste, pero jamás había vivido algo tan extremo”

Y finalmente termino por entender: jamás pidió que me detenga, siempre estuvo pidiendo por más.



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jueves, 11 de marzo de 2010

Ya no soy mía, sino tuya.


inhibir.

(Del lat. inhibēre).

1. tr. Impedir o reprimir el ejercicio de facultades o hábitos.

2. tr. Med. Suspender transitoriamente una función o actividad del organismo mediante la acción de un estímulo adecuado. U. t. c. prnl.

3. tr. p. us. Prohibir, estorbar, impedir. U. t. c. prnl.

4. prnl. Abstenerse, dejar de actuar.

5. prnl. Echarse fuera de un asunto o abstenerse de entrar en él o de tratarlo.


Sin lugar a dudas, en lo que a sexo respecta, es una palabra muy usual.
Como seres vivos con un nivel de conciencia elevado (en relación a otros, claramente) tenemos deseos, impulsos, lugares a donde nos gustaría llegar, lugares que por una razón u otra no queremos conocer jamás y entre tantos otros, lugares a donde jamás creímos que seriamos capaces de llegar.

Hasta que llegamos y nos redescubrimos...



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miércoles, 17 de febrero de 2010

Lágrimas del sol.

Recostada estaba. Sus piernas sobre mis hombros. Sus muslos rozaban mi pecho. La penetración era de lo más profunda así como nuestras miradas. La intensidad aumentaba en tanto mi pija hacía tope en su cuerpo, tocaba fondo, el final del camino. La velocidad se transformada con sus ojos, ahora desorbitados en una galaxia lejana. Mi cuerpo en ella y ella, inmóvil. Podía sentir como mi pija chocaba y una otra vez. Sus gritos se trastornaban en gemidos y luego, finalmente, en llantos.
En contra de todo pronóstico pensado, el brotar de sus lágrimas no tuvo mayor efecto en mí, que explotar un morbo siempre latente. A medida que se deslizaban por su mejilla, la locura emanaba. Y en unos instantes, solo quedaban dos cuerpos acabados en un negro sillón.

"Las circunstancias del lugar donde estaba haciendo el amor no eran las tradicionales, la primera vez que descubrí mi punto G fue impactante y me provocó un llanto, pero no de pena, sino de alegría, de gozo de placer, fue un poco angustiante porque sentía que venia o que había algo y cuando llegué al orgasmo fue como una liberación muy grande, una suerte de descompresión."

Despierta mi curiosidad el hecho de que sensaciones tan opuestas como el pináculo del placer, roce con aquello que es la última parada del mayor simbolo de tristeza: las lágrimas como manifestación del sentir. Sin embargo, las lágrimas suelen brotar de nosotros por distintos motivos: Enojo, frustración, pena, felicidad inclusive. La ecuación se iguala de ambos lados, pero no deja de parecerme curioso y por sobre todas las cosas, placenteramente morboso.



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martes, 9 de febrero de 2010

Acabados.

Cuando el reflejo de tus ojos,
no devuelva aquello que tu lengua exige,
rodarás sobre mi cuerpo
mientras yo tan solo me despojo de.

Mi ropa aquí y allá
decoran tú ahora y para siempre,
y yo solo,
te penetro.

Con la mirada perdida,
no aquí,
te pierdes.
En mi, erguido estoy dentro.

Tuyas las manos,
que contornean la silueta exponencial.
La fusión.
El olor.
El color
El amor.

Perdido.
Perdido.
Perdido.

Dices tuya soy.
Me introduces,
y yo,
traduzco.

Con mi piel, tu deseo,
se desvanece en
mantas, tantas,
sabanas donde.

El ritmo suena, jamás se detiene
pero el cuerpo
yace.
No hay música ya que lo haga bailar.

Estancado, se pervierte.
En la quietud del acabado,
espalda con espalda,
lucharán.
¿Lucharán?

Contra el sueño de la soledad,
lucharán.



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miércoles, 20 de enero de 2010

Por dentro, sucede.




Que lindo que es estar en la tierra
después de haber vivido el infierno.
Que lindo que es poder amarte
y mirarte otra vez
después de estar tan enfermo.

Que lindo corazón que estas acá
y acá latiendo
y me desenredes los ojos.
Y si por ahí el miedo me viene a buscar de nuevo,
voy a recordar lo cantamos una vez
mirando el cielo.

Cantale a la luna y al sol
cantale a la estrella que te acompaño
cantale a tus amigos con el corazón.

Yo no se porque a veces me pierdo.
Los ojos se me dan vuelta
y me muero por dentro
y me encierro otra vez
y no puedo salir.

No puedo ver lo lindo de cada momento
es que a veces no me le animo al niño que llevo dentro
a veces pienso que están mal algunas cosas que siento
pero basta ya de eso.



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lunes, 18 de enero de 2010

Te llevo para que me lleves.

Tus labios observaban expectantes. Vibraban al compás de su voz, bailaban su danza cósmica. Me acerqué y allí me detuve. En la entrada, rosados esperaban la caricia precisa, transpirando ansiedad. Me mirabas. De tus ojos, gemidos que clamaban navegar el océano de tu placer. La música, lejos estaba del final y en nuestro afán por fusionarnos con ella, nos dejamos llevar. Sabía que escucharlo a él, te hace volar, elevándome, haciéndome viajar. Con almohadas en la nuca, intentabas como un niño curioso, mirar como te hacía mía. Mi lengua te invadía y te dejabas. En círculos, con movimientos firmes y otros bien suaves mi lengua jugaba mientras la llenabas de vos. Yo tragaba, manjar para mi paladar. Me llenaste y yo te saboreaba. Me mirabas volverme loco y te volvías loca. Un momento después volviste a acabar, explotaste y explotamos. Me levanté adelante tuyo y me miraste fijo. En un movimiento fugaz, me lamiste los labios, la cara, limpiándome los restos de vos y esa fue la chispa que faltaba para que el incendio comience. Otra vez.



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miércoles, 13 de enero de 2010

Navegándote.


¿Qué sucedería si para destruir tu mundo
debo romper mi frágil cáscara en tu retina?
Mi mirada por tus poros.
Tus dedos sobre mi piel.
Me separo en particulas para deshacerte
pero la perspectiva se hace panorama.
Soy el cuervo sobre tu hombro,
endureces y me alejo.
Soy un navegante de una sola vida,
transito tu eternidad.
Espero esta vez te estrelles en mi...
.. y me lleves a tu inmensidad.
Navegaré montañas en mi planeta solar.
Escalaré mares en mi galaxia.
La eternidad de mi cosmos me guiará
entre las estrellas anónimas que solo observan.
Me observan.
Te observan.




Unas palabras y unas imagenes del viaje por el sur de nuestro planeta. Si tienen la posibilidad, no dejen de recorrer nuestra tierra. Cuesta y hiela, pero vale cada húmedo respiro.



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