miércoles, 20 de octubre de 2010

Angustia que hace a los locos.

No logro dilucidarlo aún con precisión; me genera dudas día tras día. Me cuesta entender por qué no podés agarrarme del cuello, maniatarme. Hacerme sentir a cada instante mientras me montás, mientras siento todo tu ser rebotar contra mi cintura, que no tendré próximo suspiro.
No comprendo por qué te genera una extraña sensación tener mi cuerpo en cuatro patas para manipularlo como quieras. Para obvervarlo, para maltratarlo. Me cuestiono por qué no puedo hacer lo que quiera con tu cuerpo, por qué no me regalás tu piel por un rato ó por qué simplemente no puedo violarte mientras dormís. Espero pronto decidas dejar de lado mi deseo. Espero pronto te decidas a abolir mi voluntad, a costa de ser solo lo que quieras que yo sea. Tuyo, de nadie más. Espero pronto desgarres mi deseo, tan sólo para ver, para saber, hasta dónde sos capaz de llevarme. Doy mi vida por la seguridad de que cuando seas mía, solo mía y de nadie más, ni siquiera tuya (aunque sea por el rato que dure nuestro sexo), sentirás que la distancia entre lo total y lo parcial es alcanzable con la punta de tus dedos, con la punta de tu inocencia.

Dejame decirte con certeza, que cuando tu cara toque el suelo, cuando estés privada de muchos de tus sentidos, vas a creer y entender que soy para vos, tuyo, que soy yo quien te completa. Vas a sentir que mi pija es la única que cabe en tu cuerpo, que soy yo el único que sabe tratarte como te lo merecés. Vas a comprender que yo si sé que sos una reina, que no hay otra como vos. Vas a comprender que yo sé que no hay piel más tersa que la tuya, que no hay boca más perversa que la que llevás con tanta delicadeza. Que no existe en esta tierra otras manos que sepan conducir los hilos de mi perversión como esas que movés con tanta gracia. Que tu prudencia no es más que la pequeña sombra de verano de aquello que yo llamo ‘libertad’.

Cuando logremos entender todo eso, vamos a llegar ahí, a ese lugar al que todos le temen y ni siquiera saben por qué. Cuando lo entiendas, vas a poder decir aquello que quisiste poder decir toda tu vida:

Yo sé quién soy.



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