domingo, 17 de julio de 2011

Entre los muros.

Una fiesta. Ella y yo danzando entre lasers y luz negra. La música vibrando en cada parte del cuerpo. En el aire, humo por doquier. En sus labios y en los míos el porro se trasladaba penduleante. Ella y yo bailábamos. Sus caderas marcaban el ritmo a seguir bien de cerca. Entrelazados jugueteando inocentemente nos movíamos. Mi pierna entre sus piernas y ella ahora me baila encima. Se friega en mi, y apreto sus caderas. Su jean ajustado, termina por ebullir mi sexo. El pantalón se tiesa y una vez más nos estamos frotando. De arriba a abajo y de atrás hacia delante.

¿Se dará cuenta de lo dura que me puso la pija? No cabe duda que ya lo percibío. Su cadera y la mía se atraviesan de energía y lo único que quiero es atrincherarla en una cama y cogerla con el mismo ímpetu que ahora me pone el culo para que le apoye la pija a punto de quitarme la cordura.

No hay mucho más que pueda hacer realmente; me tiene. Lo único que pude atinar a decir fue: Hace mucho tiempo que, bailando con alguien, no se me pone la pija así de dura. Me miró algo desconcertada, entre flores y melodías añejas.

¿Cómo termino todo? Ella besuqueándose con unos cuantos y yo… yo escribiéndole las barbaridades más divinas que hubiera profesado en todo su cuerpo.



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