Sin lugar a dudas si hay algo que es muy importante en las relaciones humanas de toda índole, son los
momentos. Cuando a veces nosotros vamos, el otro viene. O a veces cuando simplemente caemos en la realidad que nos rodea, el tren se acaba de ir frente a nuestros ojos.
Como piezas metamórficas, buscamos encajar en las distintas realidades. A veces explotamos de amor y alguien solo busca ser recipiente de él. Y cuantas tantas otras veces solo queremos darle todo nuestro amor, cariño y atención a una persona, y terminamos por darnos cuenta que esa persona no está en pos de atajarnos, sino que está con otras ideas, problemas o asuntos que resolver.
Es importante tener en cuenta esto para no caer en nuestra propia inseguridad. Es fácil creer que somos nosotros el problema, cuando no recibimos lo que esperamos o queremos esperar de aquella persona.
Creo que el secreto está en saber respetar esos momentos de cada uno y no precipitarse ante la furia de la ansiedad, que es capaz de pintarnos el más horrible paisaje a costa de todos nuestros miedos.
"Escribir es bueno, pensar es mejor. La inteligencia es buena, la paciencia es mejor" Siddharta.