lunes, 29 de diciembre de 2008

Sexo, Drogas y Rock & Roll

Tú sabes: Flores, mariposas.. colores basicamente. Todo empezaba a derretirse.

Hace un par de horas atrás todo era San Francisco y Flower Power. Robert Plant nos había hecho el amor unas cuantas veces y Santana se había encargado del resto de la fiesta: mar, arena, palmeras, sol, y todas esas cosas bien caribeñas que él bien sabe transmitir.

Pero luego solo éramos ella y yo, tirados en el medio de la habitación. La energía vital de los años 60 nos habia abandonado. Lo que sonaba en ese momento era exactamente lo que necesitabamos escuchar. The Mars Volta hacía de las suyas de nuevo: placer y psicodelia.

Pronto ella y yo nos hicimos uno con la música. Nos relajamos sobre la cama. Ella se recostó boca arriba encima mio y empezó a moverse, a fregarse sobre mi y mi miembro duro. La temperatura aumentaba, pero nada podíamos hacer allí. Nuestro amigo volvería pronto. Era momento de cambiar de lugar.

Entramos al baño. Nos arrancamos la ropa y en cuestión de segundos estabamos desnudos y matándonos a besos. Mis dedos en su vagina empapada y sus gemidos en mi oido. La subí a la mesada, sus piernas en mis hombros; las abrí y le chupé la concha como nunca antes lo había hecho. Mi lengua danzaba entre sus jugos que poco a poco invadían mi boca. Ella gritaba y tiraba todo lo que habia allí: cremas, botellas, todo. Se retorcía mientras le chupaba el clitoris con fuerza e intensidad. Me agarró del pelo, me trajo hasta su boca. Me besó. Sus flujos en nuestras bocas. "Cogeme" me susurró al oido.

Tuve que apenas pararme en la punta de mis pies, pero la medida era casi perfecta. Ella tirada sobre la mesada, apoyada en el espejo, con las piernas abiertas. No se la metí de una, sino que primero le fregué mi pija sobre sus labios hinchados. Le pasaba la punta toda colorada por su concha mojada. Ella respiraba fuerte y no pudo aguantar mucho. Se la metió hasta el fondo.

Un gemido en conjunto invadió el lugar. Lo hacíamos con ritmo. Yo debía hacer un esfuerzo para entrar y salir por la pequeña diferencia de altura, pero lo llevabamos muy bien. Nos mirabamos en el espejo y eso nos calentaba mucho. Nos mirábamos, nos mordíamos, nos besábamos, yo la cogía. "Sentate que me quiero subir yo" y me sentó en el inodoro.

Se montó en mi. Se movía con buen ritmo e intensidad, siempre bien profundo. Ella entraba y salía mientras yo le chupaba esas tetitas tan ricas que tiene. Pero no era suficiente. Nos paramos y la puse contra la pared. Quería cogerla desde atrás.

Su cara contra la pared y sus piernas bien abiertas. El panorama perfecto. Control y poder. La agarré de la cadera y empecé a cogerla. Ella gritaba y me pedía más. Rápido y furioso era la consigna para hacernos acabar juntos. Y así fué.

The Mars Volta aún sonaba de fondo, las paredes del baño aún se venían sobre nosotros. Desnudos y transpirados yacíamos en el piso. Una ducha rápida solucionó el problema. Pero el viaje apenas estaba comenzando..


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lunes, 22 de diciembre de 2008

Placer en cuotas II - El cantar de los masajes.

Y el sábado había concluido con un abrazo, un helado en nuestros estómagos y una sonrisa en nuestras caras. La relación había dado un gran paso adelante. Nuestras miradas habian sido reveladas al momento del encuentro, cómo así tambien nuestros cuerpos y nuestras voces.

La gran rueda del vicio había comenzado a girar. La droga no se vuelve adicción hasta el momento en que la pruebas. Compartir un momento, un espacio del tiempo, una situacion con ella, era todo lo que necesitaba para querer volver a su cuerpo, a desear entregar mi piel a su tiempo.

De la noche a la mañana me volví adicto a esos ojos acaramelados, a esa cabellera lacia y completamente negra. La idea parecía ser mutua. A los pocos días volvimos a vernos, nada habia cambiado. Se sucedieron más charlas y a cada momento ella parecía ser más bella ante mis ojos que una vez buscaron una exclusiva amistad.

La proxima escala fue mi casa. Me pasó a buscar por el laburo y fuimos a mi refugio. "Yo me instalo por acá" dijo. Se sacó las zapatillas y se puso cómoda en mi cama. Estuvimos un rato escuchando música, merendamos y así se consumió el rato juntos.

Justo antes de irse, se sentó en la computadora. Puso una canción de la lista. No sabía que había cavado su propia tumba. Pensé, "Cómo te equivocaste al poner justo ese..." Me paré detrás de ella y comenzé a cantarlo. Mis manos se posaron en su suave y silenciosa espalda. Los masajes parecían no molestarle. Mis manos se mezclaron con la música. Mi voz, con la presion en su espalda. Creí escucharla gemir, pero hice caso omiso, la canción había terminado.

Días más tarde ella me dirá:

"Te tengo que confesar algo. El otro día cuando fui a tu casa y me empezaste a hacer masajes y a cantarme al oido, no tenés idea como me calentaste."

¿Lo que de mi garganta salía? ¿Su propia tumba? Acá

La letra no podía ser menos.

Don’t be aroused
By my confession
Unless you don’t give a good goddamn about redemption
I know
Christ is coming
And so am I
You would too if the sexy devil caught your eye

She’ll suck you dry
Soon you’ll cry
To be back in her bosom
To do it again
She’ll make you weep
And moan and cry
To be back in her bosom
To do it again

Pray – shall I go blind?
Pray – cos nobody ever survives
Praying to stay in your arms
Just until I can die a little longer
Saviors and saints
Devils and demons alike
She’ll eat you alive

Tal vez ella tenga que remplazar el "she" por "he" y terminar cantando:

He'll make me cry
I'll sell my soul
To be back in his bosom
And gladly help
Please suck me dry
And still i'll cry
To be back in his bosom
Do it again


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viernes, 19 de diciembre de 2008

Placer en cuotas I - Sobre el cómo y el por qué.

Ella tenía novio. En aquel entonces cuando empezamos a hablar, era lo que menos me importaba realmente. Lo que más me llamaba la atención de su persona, era todas las cosas que teniamos en común. Teniamos los mismos placeres y una apreciación del arte en sí que me fascinaba. Yo leía su blog y ella leia el mio. Ella me hacia reir con sus textos, yo la hacía calentarse con los mios.

Ama la música tanto como yo. (La estudia de hecho) Y eso es algo que en una mujer me fascina y hasta me calienta. Comenzamos teniendo una relación tipica en el ciberespacio. Charlas van, charlas vienen y todo cada vez iba mejorando. Hacía unas semanas que habiamos empezado a chatear, y habia bastante fluidez y quimica. (si tal cosa puede existir a través de una pantalla, claramente) Y un día, luego de intercambiarnos un par de fotos, nuestros ojos se encontraron finalmente allí por la avenida Cabildo. ¿Expectativas? ¿Con una persona de novia hace unos cuantos años? Ninguna.

Me iba a acompañar a comprar unos libros y terminamos tomando un helado por ahí. Cuando la ví, me parecíó una chica muy linda, esa onda medio rockera y esos Raybans captaban mucho mi atención. La idea de Led Zeppelin y sexo desenfrenado era una fantasía que me perseguía hace ya largos años.

La verborragia era inminente. Hablabamos hasta por los codos, de esto y de aquello. De música y arte. De sexo y de drogas. Ella tenía novio y eso me mantenia algo tranquilo. Me limité a verla como la amiga perfecta, con la que podría llegar a compartir una y un millon de situaciones.

Lo que jamás me imaginé, era que a lo largo de las semanas siguientes a conocerla, pudiesen pasar tantas cosas y todo llegase a cambiar tan drásticamente. Despues de todo, a mi ya me alcanzaba con su amistad...

... pero como me calentaban esos tatuajes.


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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Baile de máscaras.

Me pregunto cuantos son aquellos y aquellas que entran acá porque la palabra "sexo" en el titulo del blog les despertó esa sincera naturaleza animal. Y cuántos son aquellos que fruncen el seño y miran con desprecio al ver la palabra pija, verga, concha ó leche en sus monitores. Como si jamás hubiesen visto el sexo de su amante latiendo por más, como si jamás se hubieran masturbado en un momento de calentura, como si jamás hubieran dicho "cogeme". Acá el ego y el orgullo son frágiles como el más fino cristal, la transparencia reina ante los ojos de los que saben desnudarse ante la pura y mágica verdad. Adicto a la sinceridad, adicto a quedar expuesto, eso es lo que soy.


"El hombre a quien quiere matar nunca es fulano o mengano; seguramente es sólo un disfraz. Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que se encuentra en nosotros mismos. Lo que no está dentro de nosotros mismos no nos inquieta.

-Las cosas que vemos -dijo Pistorius con voz apagada- son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos vive tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Sinclair, el camino de la mayoría es fácil, el nuestro difícil. Caminemos."


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viernes, 12 de diciembre de 2008

Sobre riendas y monturas.

Pero lo mejor de todo el asunto es cuando entre gritos y gemidos, la quitás de encima tuyo y le decis que ahora te toca a vos. Le terminás de sacar lo poco de ropa que le queda y la ponés en cuatro. Te acomodás detrás de su plena figura y suavemente se la vas metiendo. Ella agarrando con fuerzas las sábanas, te mira medio de reojo, se muerde el labio y cierra bien fuerte los ojos. Empezás a cogertela en esa posición que tanto te calienta; la curvatura de toda su espalda desnuda y tus manos en su culo son el volante que te llevan de viaje por el placer de controlarlo todo. Manejás el ritmo desde su cadera a través de todo su cuerpo. Ella se desliza hasta poner su cara en la almohada la cual muerde con fuerza. La escuchás gemir, le gusta no poder hacer nada ante tus arremetidas. Y la cogés más fuerte, más rapido; y no hay almohada que sofoque los gritos de lujuria y placer que la muy puta exhala. Apenas se levanta para pedirte que no pares de meterla y que la vas a hacer acabar otra vez. Su espalda se recuesta sobre tu pecho y recorrés con tu lengua toda su nuca y espalda. La mordés, la chupas, ella no deja de gemir. Intensificás el ritmo aún más pero ella se termina por dar cuenta. Se hace a un lado y te deja arrodillado con la pija toda mojada e hinchada. Sin vacilar un segundo y sin mayores preambulos, se mete tu verga toda en la boca agarrandote los huevos con firmeza y vos tras unos pocos segundos llenas toda su boca con tu leche. Después de todo, vos solo querías seguir durmiendo.


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