—Ay, estuve todo el día estudiando y me duele muchisimo la espalda, necesito unos masajes urgente, ¿Vos sabés hacer?.
—No te preocupes, acomodate por acá, voy a ver que puedo hacer.— Le dije.
Se sentó sobre la cama y colocándome por detrás, comencé con los masajes. Suave sobre sus hombres y deslizando mis dedos ejerciendo presión hasta llegar a la base de su espalda. Sentada así y con ese shorcito, casi que podía ver el comienzo de la raya de su culo, eso me ponía caliente.
Gemía, y no le importaba que yo me diese cuenta. Gemía, y yo cada vez la tocaba más fuerte. Gemía y me calentaba. Masajeaba sus hombros y sus brazos, ya con mucha intensidad. La temperatura comenzó a subir, y de masajearle la espalda, y los brazos, empecé a masajear sus tetas. Por detrás podía tomarlas con gran firmeza y fuerza. Ella suspiraba y se estremecía.
Jugué con sus pechos, jugué con su panza, con esa leve curvatura que tienen esas pancitas perfectas. Jugué con su piel hasta bajar un poco más y llegar a su entrepierna. Cautelosamente deslizaba mi mano por debajo de su diminuto pantalón, cuando quitándome la mano, dijo:
"Ey.. ey... vas muy rápido, ¿Estás apurado?"
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6 comentarios:
Sabias palabras y oportuna pregunta... a veces para el género másculino en general, quién o qué los apura???
"Isadora, reload."
Sos tan tierno a veces
Jajaja
Besos
IMPUNIDAD
los hombres suelen apurarse...
saludos!
No. No está apurado.
Va al ritmo, creo yo.
Pero claro, hay que hacerse un poco la gataflora, aunque guste...
Digo. Es una idea.
El Profesor
uhhhh cortaste la inspiracion...
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