domingo, 1 de enero de 2012

Imágenes.

Sí, mirá, yo te cuento. Es así:

Todas las mañanas me suelo levantar con la pija dura. Pero lo que sucede ahora, es que frente a este evento matutino tan conmovedor del cual agradezco a la infinita divinidad por tanta salud, lo único que puedo hacer es pajearme. Masturbarme entre sueños; despabilar mi día con la llegada del sol que no acarrea menos que la llegada del primer orgasmo de mi día.

Y acá viene lo oportunamente trascendente: sos vos. Sos vos la musa de mi alba en cada mañana. El disparador más inmediato de mi mente cuando el derrame de líbido me ahoga hasta paralizarme. Sos vos y es tu espalda, tersa y suave, perfecta como mil montañas, la que resplandece visualmente mi imaginación.

Me devora tu silueta en mi recuerdo. Tus curvas perfectas, tus piernas y ese culo. Muchas veces te lo decía cuando terminábamos de coger. Te parabas, caminabas unos pasos desnuda. Sin duda el mejor momento para observar tu esplendor; una perspectiva de suma idolatría ante mis ojos, verte parada dándome la espalda.

En ocasiones, ese era motivo suficiente para desesperarme. Sin dejarte ir, no podía evitar ponerte en cuatro sobre la cama, para chuparte la concha y el culo como un animal. Y sé que te fascinaba hacerlo. Nada me volvía más loco que sentirte acabarme en la boca al jugar con mi boca en tu sexo: saborear tu orgasmo.

En mi recuerdo domina el peso de tus ojos, de tu cuerpo sobre el mío, siempre pretendiendo acallar esa sed de mil ninfas. En mi recuerdo es tu boca la que revuelve lo más impuro de mi perversión. Es tu boca y son tus manos también, aquellas capaces de desatar una tormenta en mi cuerpo. Lo hicieron ayer, y hoy, ya transformadas, lo siguen haciendo.

Y es tan feo, ¿Sabes? No poder decirte todo lo que me pasa, como supimos hacerlo tantas veces. Tus manos temblaban y tus piernas flaqueaban cuando en tu oído resonaban mis palabras. Te enardecías, por dentro y por fuera. Creo que tu calentura seguiría atravesando el cosmos hasta evaporar la propia humedad entre tus piernas al leerme en tu teléfono, dictándote lo que me sucede hoy, cada mañana, con vos.

Me levanto en la mañana y me apena un poco a veces. Pero está bien.


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3 comentarios:

R dijo...

Único y repetible.
Qué bien se siente evocar de mañana en mañana.

Ana Clara dijo...

Todas queremos ser musas..

Ottar13 dijo...

Simple y claro.
Cómo se nota el deseo!